
La sonrisa que le mostramos al mundo dice mucho acerca de nosotros. Se trata de la mejor carta de presentación que tenemos. Por ello, es muy importante mantenerla siempre en un estado saludable. Sin embargo, en los últimos años, el cuidado de la sonrisa ha dado un paso más allá: el deseo de que luzca cada vez más blanca.
La coloración de nuestros dientes depende de múltiples factores y es distinta en cada persona. Dado que el esmalte que recubre y protege nuestros dientes es transparente, es la dentina lo que les dota de un determinado color. El grosor de esta capa que recubre la pulpa dentaria es un factor determinante en la tonalidad de las piezas dentales: por ejemplo, la dentina de los caninos es más gruesa, y por eso siempre tienden a ser más oscuros que el resto de los dientes.
Cada persona posee una tonalidad dentaria natural. Lo importante es recordar que nuestra sonrisa tiene un color óptimo, y que éste es el que debemos mantener (o recuperar si se ha perdido). Intentar blanquear artificialmente los dientes más allá de su tono natural puede ser muy peligroso para nuestra salud bucodental. De hecho, existe una patología, la blancorexia, que no es ni más ni menos que la obsesión malsana por tener los dientes muy blancos.
La mala alimentación, la escasa higiene bucodental, el humo del tabaco e incluso la contaminación de nuestro ambiente son factores que amarillean nuestros dientes y los vuelven más oscuros que su color original. Acudiendo a nuestro especialista podemos recuperar ese tono y lucir una sonrisa sana con la que nos sintamos seguros.
- ¿Cuál es el método para lograrlo?
El profesional examinará el estado de tus dientes y determinará cuál es el tratamiento más adecuado para ti. Por ello, es imprescindible que acudas a nuestra consulta y no te arriesgues con dudosos métodos caseros.
En la actualidad existen dos tratamientos posibles: el conocido blanqueamiento dental y las carillas dentales.
El blanqueamiento dental es un procedimiento poco agresivo mediante el cual se aplica una sustancia llamada peróxido de hidrógeno. Ésta se adentra en el esmalte por los poros dentales y limpia las distintas capas, logrando que los dientes luzcan varios tonos más claros. Este método es adecuado si no hay manchas demasiado severas, si los dientes gozan de un buen estado de salud y si la alineación y forma de las piezas es óptima.
Si nuestra sonrisa tiene manchas muy oscuras, está mal alineada o incluso presenta fracturas en algunas de sus piezas, lo mejor es que optemos por las carillas dentales. Son finas láminas “artificiales” de porcelana o composite que se colocan sobre la cara exterior del diente, haciendo que la dentición luzca de manera totalmente mejorada. Se corrige tanto el color como la forma y es aconsejable para sonrisas que se encuentren en peor estado. El tratamiento con carillas dentales resulta más costoso por el coste de las láminas y por la necesidad de limar y tallar el diente, pero el resultado luce espectacular.
Si crees que necesitas lucir una sonrisa más blanca y no estás seguro del tratamiento más adecuado para ti, acude a nuestra clínica y la doctora Rocío Martínez lo estudiará. ¡Pide cita!